Celebrity death match: peronismo vs. ruralistas

La semana pasada leí una de las mejores pintadas políticas de los últimos tiempos: o vacas o gorilas. El autor, debe ser algún peronista con el ancla en el 45´, especulé. Jamás sospeché que tanto anacronismo era recíproco. Leyendo el clarín rural me informe sobre los materiales y racionales argumentos del paro agropecuario:
“El campo tiene muchas razones para estar furioso. No tanto por el hecho de que la perinola siempre cae del lado de "el agro pone", sino porque después de poner, es vapuleado por la conducción oficial con adjetivos descalificadores. Así, volvieron los motes de "oligarquía vacuna", "grandes terratenientes"
Si alguna duda me quedaba Grondona la disipó. En su misa dominical pontificó que “el campo no pide limosna, quiere dignidad, que se lo respete”
Que los chacareros se molesten por las retenciones o la regulación sobre el precio de la carne es una razón discutible, pero absolutamente entendible. Como diría Mancur Olson, todos los grupos sociales buscan la maximización de sus beneficios en juego de suma cero. Lo mismo opina otro teórico de la acción colectiva como Alberto Samid (al respecto me pregunto si su ausencia mediática de esta semana se debe a un súbito viaje al sur del Líbano).
La particularidad de este enfrentamiento que va por su tercer round es que no solo se trata de una diputa material sino que guarda en su léxico apolillado un carga disputa simbólica fenomenal.
Mas allá de mi inclinación por el asado de ternera, me pregunto si Carbap representa la clase social (con conciencia de sí) que va impulsar el modelo de desarrollo económico sustentable para la Argentina de los póximos años.
Teniendo en cuenta la participación ganadera en los (todos) últimos golpes de estado, esperemos que, como diría Marx, la historia se desarrolle como tragedia y se repita como farsa.