Héctor Veira, teórico de la globalización
La distancia que separa a un Miguel Ángel Russo, un Bianchi o un Veira del resto de los periodistas deportivos es tan inconmensurable como la asimetría existente entre el intelecto de Kant o Hegel y el de Mariano Grondona.
Sin embargo nunca pensé que el Bambino Veira fuera un teórico de la globalización. He aquí mi desagravio para Héctor Rodolfo.
El sábado Carlitos Bianchi se mostraba asombrado por una encuesta que señalaba que los españoles priorizaban mayoritariamente el éxito deportivo de sus clubes al de la selección nacional en el mundial. Cuando el Bambi comentó que dicho fenómeno se debía a la falta de un título mundial, me indigné por la falta de su conocimiento sobre el problema vasco o de estatuto catalán.
Al otro día tuve que tragarme mi ilustrada soberbia. En su edición dominical Pagina /12 nos ilustraba que dicho problema también afectaba a nuestro país. Los hombre desean (45% contra 39%) ganar la intercontinental antes que la copa del mundo.
Con la violenta fe de los conversos creo que el Bamba tiene razón, las nuevas generaciones no vieron a un Tata Brown, con el brazo roto, marcar a un Karl-Heinz Rummenigge o el tobillo inflamado del Diego en la final de Italia 90. Se ignora el caractér épico de nuestros títulos mundialistas. En definitiva, los jóvenes desconocen que el éxtasis colectivo producido en un festejo de masas en el obelisco o una concentración popular en plaza de mayo es algo más emocionante que el paseo en autobomba o en micro de flechabus.
Manuel Castells, casi un discípulo del bambino, advierte que “la globalización ha provocado una crisis de las formas tradicionales del concepto de Estado-Nación, y esta transformación puede llevar al sacrificio de los intereses de los individuos, porque la sociedad está organizada autónomamente con relación al Estado”.
Sin selección nacional de fútbol no hay estado nacional, no hay república. Por eso, y sin ponerme colorado puedo decir que en las manos del Pato, en los pies de Román, en la velocidad de Saviola o en la ausencia e Cambiasso se juega el futuro de nuestra identidad colectiva y nuestro destino como nación.
4 Comments:
At 11:08 a. m., sietelocos said…
Hasta que me parece un poco exagerado. En síntesis las selecciones de las naciones que clasifican al mundial de fútbol, por ende serían mejores países que los que no lo hacen, así no estoy tan seguro que por ejemplo, TOGO sea mejor nación que IRLANDA, y así muchos ejemplos más...
Partizano...estás out...
At 11:51 a. m., Soy Macri said…
Irlanda tiene una historia futbolera mucho más rica y por ende el desarrollo de su estado más importante que el de la debutante Togo.
At 12:58 p. m., Anónimo said…
Pero tenés que observar algo 7locos, al mundial no se clasifican las 32 mejores selecciones sino que hay un balance entre representatividad de los continentes y resultados de los equipos.
Si seguimos tu criterio, concluiríamos que Túnez es mejor que Uruguay, Dinamarca, Noruega, etc.
Pero hay que tener en cuenta que para llegar a un mundial no sólo hay que tener un buen equipo, además hay que tener un equipo mejor que los de tu continente.
Saludos.
At 9:45 a. m., sietelocos said…
Si foqui quizá habría que modificar la lógica de eliminatorias, porque como bien dicen, no puede ser que T&T (trinidad y tobago) clasifique a un mundial y que, por ejemplo un equipo con más historia que aquellos como Uruguay no entre al mundial, me captan?
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